Desde que tengo memoria, papá y mamá siempre estaban discutiendo. Ese año, yo tenía solo 9 años. Vivíamos en una casa asignada por la academia, las paredes estaban húmedas y el viento invernal podía filtrarse por las rendijas de las ventanas. Al final de la discusión, papá se puso firme y dijo que quería divorciarse, y ante todos dijo: “El niño se queda contigo, yo no lo quiero.”
En ese momento, supe por primera vez que un padre podía abandonar a su hijo con tanta frialdad.
No puedo olvidar aquella noche de invierno. Los gritos sonaban como una sierra, desgastando poco a poco mi tímpano, hasta
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